Es fácil pensar que la salud bucodental se resume en tener unos dientes blancos y unas encías sanas. Sin embargo, hay un problema que muchas veces pasa desapercibido hasta que ya ha avanzado: la pérdida de hueso dental. Y lo cierto es que este deterioro silencioso del hueso que sostiene los dientes puede tener consecuencias importantes si no se detecta a tiempo.
En este artículo te explicamos qué provoca la pérdida ósea en la boca, cómo puede afectarte y por qué es tan importante acudir a revisiones periódicas para prevenirla.
¿Qué es la pérdida de hueso dental?
El hueso alveolar es el tejido que sostiene los dientes en su sitio. Si ese hueso se reabsorbe o disminuye, los dientes pierden soporte, pueden moverse, aflojarse e incluso llegar a caerse. Esto es lo que se conoce como pérdida de hueso dental.
Lo preocupante es que esta pérdida no siempre da síntomas evidentes en sus primeras fases. Por eso, en muchas ocasiones el paciente no lo nota hasta que ya hay una afectación visible o funcional.

¿Qué causa la pérdida de hueso en los dientes?
Hay varias causas que pueden provocar este problema, y conocerlas es el primer paso para prevenirlo o tratarlo a tiempo:
✴ Enfermedad periodontal (piorrea)
Cuando las encías se inflaman por acumulación de placa y sarro, las bacterias penetran bajo la línea de la encía, destruyendo progresivamente el hueso que rodea al diente. Es una pérdida lenta, pero constante si no se trata. Para evitarlo, hay que entender muy bien cómo es el proceso de la enfermedad periodontal.
✴ Pérdida dental sin reponer
Cuando se pierde un diente y no se sustituye, el hueso que lo rodeaba empieza a reabsorberse porque deja de recibir estímulos. Con el tiempo, ese hueso desaparece, complicando la colocación de implantes.
✴ Bruxismo o presión excesiva
Apretar los dientes de forma involuntaria (especialmente por la noche) genera microtraumatismos que pueden dañar el hueso de soporte si no se protege adecuadamente.
✴ Infecciones crónicas no tratadas
Un absceso dental o una caries profunda que alcanza el nervio puede infectar el hueso circundante, provocando su pérdida si no se actúa con rapidez.
✴ Problemas de oclusión (mala mordida)
Cuando los dientes no encajan bien, el reparto de fuerzas al masticar es desigual, lo que puede generar zonas de sobrecarga y acelerar el desgaste óseo.
✴ Envejecimiento o cambios hormonales
Con la edad, especialmente en mujeres tras la menopausia, puede haber una pérdida progresiva de densidad ósea que también afecta al hueso maxilar.
¿Cómo saber si estoy perdiendo hueso en la boca?
Aunque la pérdida de hueso dental puede avanzar sin dolor, hay signos que conviene tener en cuenta:
- Encías retraídas o más largas de lo habitual.
- Dientes que se mueven o cambian de posición.
- Espacios que aparecen entre dientes donde antes no los había.
- Sensación de “dientes más largos”.
- Mal aliento persistente o sangrado de encías frecuente.
En algunos casos, los cambios solo pueden detectarse mediante una radiografía o escáner dental, por eso las revisiones son clave incluso si no hay molestias.
¿Qué riesgos tiene no tratar la pérdida de hueso dental?
Ignorar la pérdida de hueso no solo puede llevar a la pérdida de dientes. También complica tratamientos futuros como los implantes dentales, ya que necesitan una base ósea sólida para poder colocarse con éxito.
Además, la falta de hueso puede alterar la estructura facial, provocar una sonrisa colapsada o envejecida, y generar molestias al masticar o hablar.
Cuanto más tiempo pasa sin tratamiento, más compleja será la recuperación. Por eso, ante cualquier sospecha o si hace tiempo que no te revisas, lo mejor es actuar pronto.
¿Cómo se trata la pérdida ósea en la boca?
En Clínica Dental Esquero10, abordamos estos casos con un enfoque multidisciplinar y personalizado. Según el grado de pérdida ósea, el tratamiento puede incluir:
- Limpiezas profundas o curetajes para detener el avance de la enfermedad periodontal.
- Tratamientos quirúrgicos de regeneración ósea, como injertos óseos o elevación de seno maxilar para recuperar el hueso perdido en zonas clave, especialmente si se va a colocar un implante dental.
- Regeneración ósea guiada con materiales biocompatibles que estimulan la formación de nuevo hueso.
- Ortodoncia o ajustes oclusales si la causa está en una mordida desequilibrada.
- Férulas de descarga para proteger el hueso en pacientes con bruxismo.
La prevención, como siempre, es la mejor herramienta. Una buena higiene, visitas regulares al dentista y el tratamiento de cualquier inflamación a tiempo pueden marcar la diferencia.
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